Los niños de la calle
Por: Teodoro Rentería Arróyave
La fenología urbana ubica a las grandes ciudades en un lacerante problema llamado genéricamente como: Los Niños de la Calle, que no es otra cosa que un drama de los desheredados desde la infancia.
Seres humanos que, desde el mismo momento en que nacen, inician sus padecimientos en este valle de lágrimas, como lo apunta la Biblia, pero a ellos la sevicia los hace presas sin importar su condición de inocentes.
No sólo es el abandono de padres irresponsables, probablemente también victimas de otros progenitores igual de inconscientes, en los que los ubica el lumpen de la degradación y la marginación social.
Es el eterno drama de la lucha de clases, de los más ricos y de los más pobres; son, en una palabra, las diferencias sociales brutales que ha padecido desde siempre la humanidad.
Estos niños de la calle no solamente sufren la pobreza, sino que son víctimas de los más absurdos y desquiciantes abusos de los desequilibrados sexuales. Aquí nace y se agudizan la pornografía y la prostitución.
Ninguna nación de las llamadas del primer mundo o de las ahora conocidas como economías emergentes, se salva del preocupante problema que, además, a costa de vida inocentes, deja a las mafias explotadoras exorbitantes ganancias.
Precisamente a costa de los párvulos desheredados, se inicia la trata de blancas y el tráfico de personas. Estas víctimas de la ignominia viajan cientos de kilómetros para ser carne de cañón de las enfermizas costumbres de los que tienen y pueden pagar para satisfacer sus patológicos placeres.
México no es ajeno a este drama. Los niños de la calle viven o sobreviven entre la promiscuidad y los vicios de todo tipo hasta en los drenajes de las ciudades, sin que hasta ahora ninguna autoridad se atreva a enfrentar el fenómeno y ponerle remedio.
Y, hay que denunciarlo, no sólo son los desheredados los que sufren este martirio, también el robo de infantes tiene como propósito llevar esa mercancía humana a la explotación inhumana de estos infelices.
En la Cuba vilipendiada por una propaganda feroz de los imperios, este fenómeno no existe. Con todos sus defectos, el régimen socialista se ha mantenido firme en su labor de apoyo a la infancia, además de otros grupos vulnerables como son los incapacitados y los de la tercera edad.
El embajador de Cuba en México, Manuel Aguilera de la Paz, en sesión comida de trabajo del Club Primera Plana, y a pregunta expresa del respetado coasociado Othón Villela Larralde, resaltó esta conquista humanística del la Revolución Castrista.
6/28/2008
EN CUBA NO EXISTEN LOS NIÑOS DE LA CALLE CUANDO EL NEOLIBERALISMO A LA MEXICANA LOS PROVOCA
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