6/28/2008

LOS USAMERICANOS PLANEAN COMBATIR EL NARCO EN TODO EL MUNDO MENOS EN SU TERRITORIO

El Plan Colombia y la cocaína

Por: Joaquín Rivery Tur

Desde un principio, cuando se comenzó a hablar del Plan Colombia bajo el gobierno de Andrés Pastrana (1998 y 2002), muchos apreciamos que los miles de millones de dólares que Estados Unidos aportaba a ese programa estaban destinados a la lucha contra la guerrilla y a una mayor militarización de Colombia.

La careta era la lucha contra las drogas, que en parte también estaba incluida, pero lo fundamental para Washington era convertir a las fuerzas armadas colombianas en la punta de lanza bélica contra los movimientos populares que cobraban un auge indetenible, sobre todo en la zona andina.

De paso, el gobierno de George W. Bush tenía un pretexto para hablar del combate de su régimen contra el comercio ilegal de estupefacientes. Con la aplicación de las acciones de erradicación de plantaciones de coca, por cierto, comenzaron los roces entre Colombia y Ecuador, porque las fumigaciones que hacían los aviones norteamericanos junto al territorio ecuatoriano comenzaron a afectar seriamente la salud del vecino del sur.

Y, en fin de cuentas, las cosas no han ido muy bien.

En un trabajo de 2006 del sociólogo Ricardo Vargas, director de la ONG Acción Andina, se señala que el Departamento de Estado calificaba al año precedente como el del récord en la erradicación de hojas de coca en Colombia (primer productor mundial, uno de los mayores aliados de Estados Unidos en Suramérica), con 170 mil hectáreas de la Erythroxylum coca.

Sin embargo, al tomar como indicador determinante el número de hectáreas en producción, el resultado es opuesto, pues el boletín de la Oficina de Drogas de Estados Unidos de mediados de abril de 2006, arrojó un incremento de 30 mil hectáreas de hoja de coca en 2005, es decir, un alza del 26 por ciento en relación con el año anterior. Esto pone de relieve que no se pueden tomar en serio los datos de la propaganda norteamericana.

Un cuadro sobre las áreas erradicadas por las fumigaciones indica que durante 1999 y el 2000, hubo un aumento de las extensiones sembradas de 75 mil hectáreas.

A partir del 2001, las fumigaciones repetidas (para contrarrestar la resiembra) lograron disminuir unas 55 mil hectáreas. Sin embargo, del 2003 al 2005, hubo un regreso al aumento de los terrenos sembrados, a pesar de la campaña, que provoca un daño ecológico enorme al medio ambiente colombiano, pues se emplea glisofato, sustancia muy agresiva a los plantíos de alimentos y áreas silvestres.

Como dice el sociólogo Vargas, los cultivos hicieron metástasis y se extendieron a departamentos donde no existían antes del Plan Colombia.

El pasado año, había en ese país andino 98 mil hectáreas sembradas de coca, 20 mil más que en el precedente.

Ahora Washington se enfrasca también en otro plan para luchar contra el tráfico de drogas en México; sin embargo, las autoridades norteamericanas no tienen en mente un plan de lucha dentro del territorio de Estados Unidos, el mayor consumidor de narcóticos del mundo, tanto naturales como artificiales.

Washington quiere apagar el fuego en los alrededores, cuando el foco de la candela lo tiene dentro de sus entrañas, donde la adicción a los estupefacientes es como uno de esos incendios forestales cíclicos de California. No se pueden apagar con cubos de agua.

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