7/16/2008

Por una izquierda autocrítica pero combativa



La función de la izquierda es preparar el horizonte para el futuro, desde los problemas del presente. Si bien la derecha modera las tendencias radicales, esta moderación no puede ser responsable si no es democrática, es decir si en el marco legal y constitucional no sólo debe respetar la voluntad popular, permitir la acción social sino permitir la alternancia en el poder. En un marco democrático, una fuerza no se debe permitir el monopolio del poder. Ambas tendencias son necesarias.

La ultraderecha no lo entiende así, cree que el otro extremo es el mal, por eso trata de NEGAR a toda costa la existencia de sus adversarios. Sus epítetos contra la izquierda de pseudo izquierda, no existe la izquierda, es la prueba de su pensamiento negativo, fuera de la real politik, no pueden negar que la tendencia política adversaria existe.

Nuestra independencia esta a punto de cumplir 200 años, el país existe gracias al pacto final entre la derecha y la izquierda mexicana en el Plan de Igual y en la formulación de las tres garantías. Pero el inicio de la independencia fue responsabilidad y atributo de la izquierda mexicana.

El poder en el virreynato impidió una salida legal, los poderosos en el país tienen el gran problema de no reconocer las demandas de la sociedad e imponerse mediante el mero ejercicio del poder.

Los miembros del cabildo de la Ciudad de México intentó darle una salida legal, dentro de los canones institucionales a la crisis de 1808 de la cuál este año se celebran 200 años, la derecha configurada por los españoles monopolistas del Consulado de Comerciantes. El próximo 14 de julio se cumplirán 200 años de las abdicaciones del Bayona y del inicio del gobierno francés de José Bonaparte. Todo el territorio del Imperio español se sacudió y la nueva situación planteó enormes sacudidas. Fray Melchor de Talamantes publicó un escrito en el que reflexionaba que la carencia del Rey retornaba la soberanía de las decisiones a las instituciones y a los pobladores del virreynato.

Llamaba a crear instituciones gubernamentales adecuadas a la coyuntura, que fortaleciesen a las colonias y que libearan el comercio de las ataduras que se habían impuesto.

Los miembros del ayuntamiento de la CIUDAD DE MÉXICO, criollos encabezados por Primo Verdad. Verdad reivindicaba que el trato y el estatuto del gobierno en Nueva España, no era colonial, sino que debía ser tratado como un reyno más del Imperio español. Era contrario a que las reformas borbónicas quisieran degradar a la Nueva España al estatuto de colonia del Imperio.

Primo Verdad propuso al Virrey Iturrigaray, junto con el ayuntamiento, la formación de juntas de gobierno a semejanza de las que ya se estaban instituyendo en España, que luchaba por su independencia de Francia. Sin embargo, los sectores peninsulares y conservadores no permitirían que se llevaran a cabo las juntas, porque les preocupaba que estas desembocaran en la independencia. El Virrey Iturrigaray siguió los pasos legales y llevó el asunto a la Audiencia y escuchó sus opiniones. La Audiencia en este caso fungía como un órgano consultivo y no como el órgano encargado de decidir. Temerosos de que el movimiento desembocara en la independencia, los españoles interpretaron la neutralidad de Iturrigaray, pues esperaban oposición al cabildo, así que decidieron por la violencia, derribar a Itrurrigaray.

La derecha en la colonia, fue la primera tendencia en violentar el poder público y no ajustarse a las leyes. Encargaron a Gabriel Yermo la ejecución del Golpe de Estado y así la medianoche del 15 de septiembre de 1808 aprehendió a Iturrigaray y su familia, mientras la Inquisición condenó las tesis de Melchor de Talamantes y arrestó a éste y a Primo Verdad, enviándolos a prisión. La Iglesia en ese momento movilizó a sus miembros para calmar la respuesta popular. Iturrigaray fue enviado como prisionero a España y luego al parecer envenenaron a Primo Verdad, los demás miembros del cabildo fueron enviados a San Juan de Ulúa, dónde melchor de Talamantes murió de fiebre amarilla.

Este es el agravio social que provocó que en 1809 se inicara la conspiración de Valladolid encabezada por Michelena y un año más tarde una rama que sobrevivió a los arrestos, la conspiración de Queretaro, llevara a Hidalgo, Aldama, Morelos y Jiménez a la insurrección de Dolores el 16 de septiembre de 1810. Hidalgo y los suyos representan el progresismo y el cambio, pues violentados los derechos de los criollos en sus mismas instituciones esto precipitó la guerra por la independencia del país.

GBN


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