Petrocaribe: un nuevo esquema de unidad y soberanía energética
Eleazar Mujica Sánchez
Aporrea
“Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos”. José Martí
El Gobierno Bolivariano ha venido obteniendo grandes éxitos en su política de unidad energética con el sur. Sin duda alguna, los esfuerzos que nuestro presidente Hugo Chávez Frías, ha realizado en esta dirección han demostrado que es posible romper con la conservadora integración que previo al nacimiento de la Venezuela Bolivariana, se circunscribió a la dimensión comercial y a su voraz lógica capitalista que imponía a nuestros países la competencia desleal en detrimento de la complementariedad y solidaridad de nuestros pueblos. Evidentemente, hoy, en su lugar se ha iniciado la construcción de un nuevo tipo de arquitectura unitaria entre nuestros países que supera la dimensión de lo comercial-financiero y otorga un valor preponderante a lo social, como el factor trascendental en el manejo soberano de nuestros recursos, lo cual se ha venido expresando crecientemente en el desarrollo de las áreas de la salud, la educación, entre otras. Por tal razón nos parece oportuna la diferenciación, entre integración y unidad, puesto que hablar de integración supone la estructura conservadora anexionista del modelo económico tradicional, basado en el libre mercado y por tanto jamás podría alcanzarse bajo su lógica el manejo soberano de nuestros recursos naturales. En tanto que, la unidad se vincula con el ideario político filosófico antiimperialista del Bolivarianismo y por ende se privilegia la relación sur-sur y la visión de soberanía de nuestros pueblos.
En ese sentido, cabe mencionar los esfuerzos y acciones disciplinadas que el Gobierno Bolivariano ha emprendido desde sus inicios en el fortalecimiento de la OPEP, así como en el diseño y materialización del Acuerdo Energético de Caracas (AEC) suscrito el 19 de octubre de 2000, el Convenio Cuba Venezuela, suscrito el 30 de octubre de 2000, en el marco del Acuerdo Energético de Caracas. Todo ello, sin excepción, ha marcado un nuevo modelo de unidad que ha servido de catalizador para que otros países se sumarán y posteriormente naciera desde el seno del Gobierno Bolivariano la propuesta inédita de la estrategia de PetroCaribe para los pueblos del Caribe y América Central y de manera más amplia de PetroAmérica para todos los pueblos hermanos de América Latina y el Caribe.
Ahora bien, aún cuando en los primeros antecedentes del esquema de unidad que se inicia con el Acuerdo Energético de Caracas y se extiende al Caribe y a Centro América con PetroCaribe, pudiera citarse el Acuerdo de San José, que suscribieron Venezuela y México el 03 de agosto de 1980, para, entre ambos, exportar, en partes iguales, cada uno, un volumen de 80.000b/d, de crudo o de productos refinados a once países del área (Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Haití, República Dominicana, Barbados y Jamaica) , hay que señalar que existe una profunda diferencia con el Acuerdo Energético de Caracas, suscrito inicialmente, entre Venezuela y 10 de los 11 países miembros importadores de petróleo del Acuerdo de San José –con la excepción de Jamaica- y más propiamente con PetroCaribe, no solamente por la inclusión que estos hacen con Cuba, sino porque el Acuerdo de San José no estaba orientado, ni concebía en su racionalidad la financiación de la factura petrolera, en su lugar los gobiernos de México y Venezuela a través de sus entidades financieras oficiales, se limitaba a otorgar créditos a los países beneficiarios por el 30% de sus respectivas facturas petroleras en función de precios de mercado internacional, con un plazo de 5 años y una tasa de interés anual del 4%, por lo que no tenía la capacidad de resolver el problema fundamental que sigue siendo la factura, sobre todo cuando suben los precios como ocurre ahora, cuando vemos que por estos días el WTI, el Brent y hasta la Cesta OPEP constituida por 13 calidades de crudos han superado los 140 dólares. S ituación que no resulta favorable ni para los países productores ni para los consumidores.
Ciertamente, en el caso del Acuerdo Energético de Caracas, si bien el suministro de los 80.000 b/d petróleo se hace en función de los precios internacionales, el plazo de pago es hasta por diecisiete años y a una tasa de interés anual del 2% y en el caso de PetroCaribe en donde se incluyen naciones caribeñas no integradas en el Acuerdo de San José, como es el caso de Antigua y Barbuda, Bahamas, Cuba, Grenada, Guyana, San Cristobal y Nevis, Santa Lucia, San Vicente y las Granadinas y Surinam y otros que si los están como Belice, Jamaica, República Dominicana, Nicaragua, Honduras, Haití y ahora Guatemala - tras su solicitud de adhesión en está V Cumbre que se realiza los días 12 y 13 de julio de 2008-, le brinda una fórmula flexible para el pago de la factura, sin lo cual difícilmente podrían tener acceso o de disfrutarlo lo tendrían con enormes sacrificios para la población, dado los altos costos que ha llegado a alcanzar el barril del petróleo. En la actualidad, como los precios del petróleo superan holgadamente los 100 dólares, el trato permite a sus países miembros compras de petróleo venezolano financiadas en un 50% [1] de la factura en programas sociales y de desarrollo, hasta por 25 años, incluyendo dos años de gracia, al 1% de interés; mientras que el otro 50% debe ser cancelado en noventa (90) días. En efecto, la factura petrolera también puede ser honrada en especies, con el intercambio en condiciones favorables de productos como azúcar, cereales, bananos, textiles y otras necesidades que requiera cubrir Venezuela.
En resumen, ningún otro esquema, ni tampoco ningún otro país en el mundo brinda la facilidad que otorga este esquema. Esto no debería extrañarnos, pues difícilmente el sistema capitalista que no tiene patria, ni amores, como bien lo expresaba Marx, pueda llegar a emprender una acción de esta naturaleza que privilegia lo social y la solidaridad por encima de la voracidad comercial financiera.
PETROCARIBE: UN NUEVO ESQUEMA DE UNIDAD Y SOBERANÍA ENERGÉTICA
PetroCaribe es una de las tres iniciativas energéticas subregionales, que en conjunto con PetroSur y PetroAndina confluyen en PetroAmérica, estrategia que impulsada por el Gobierno Bolivariano de Venezuela, plantea la unidad de las empresas energéticas estatales de América Latina y el Caribe para operacionalizar de manera justa y democrática los acuerdos y realizar inversiones conjuntas en las actividades de aguas arriba – exploración y producción- y en las de aguas abajo –refinación y comercialización-del petróleo y gas natural sin intermediación, en aras de disminuir las asimetrías en la región, minimizando significativamente los costos de la energía y fortaleciendo iniciativas regionales como el ALBA, la Unasur, Mercosur, entre otras. En efecto, PetroAmérica y particularmente PetroCaribe, representa un hecho político, sin precedente, de gran significación histórica para América Latina y el Caribe en la batalla por la unidad, la igualdad, la justicia y la soberanía energética.
PetroCaribe, iniciativa que nació el 29 de junio de 2005, tras el Acuerdo de Cooperación Energética suscrito por 14 países (Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Venezuela Bolivariana. Las excepciones fueron Trinidad y Tobago, por su condición de país petrolero y Barbados, presumiblemente por su vinculación petrolera con Trinidad y Tobago. Sin embargo, estos dos países participan en calidad de observadores) del Caribe durante el I Encuentro Energético de Jefes de Estado y/o de Gobierno del Caribe, celebrado en la ciudad de Puerto La Cruz, es hoy un Acuerdo suscrito entre 17 países, con la inclusión formal de la República de Honduras [2] en enero de 2008. Además, hay que señalar que el Acuerdo también beneficia a varios municipios del Salvador mediante las Alcaldías salvadoreñas que se encuentran en manos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Sin embargo, en el marco de la V Cumbre de PetroCaribe que se estará realizando durante los días 12 y 13 de julio en el estado Zulia-Venezuela, el Presidente de Guatemala, Álvaro Colom, ha hecho pública la adhesión de su país al Proyecto PetroCaribe, aunque tal decisión para su aplicación legal deberá ser aprobada posteriormente por el Congreso de la República de Guatemala. Por lo cual se vislumbra como un hecho que Guatemala se convierta en el décimo octavo miembro de esta organización. Igualmente, vale la pena señalar que en esta oportunidad participará una delegación oficial de Costa Rica a los fines de incorporarse como observador. La delegación estará integrada por los ministros de Ambiente y Energía, Roberto Dobles; de Relaciones Exteriores, Bruno Stagno y el presidente Ejecutivo de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), José León Desanti quienes evaluarán la conveniencia de adherirse a Petrocaribe. Al respecto, es oportuno señalar que el Gobierno de Costa Rica recordó que ha emprendido en las últimas semanas una serie de medidas para ahorrar combustible y disminuir el costo de la factura petrolera que alcanzará este año dos mil 800 millones de dólares, el doble del valor registrado en 2007.
Hasta la fecha, se han celebrado de manera exitosa cuatro Cumbres (y una V tiene lugar justamente en este momento), la constitutiva descrita anteriormente, la II realizada el 6 de septiembre de 2005, en Montego Bay en Jamaica, la III Cumbre celebrada entre el 10 y 11 de agosto de 2007 en Caracas, en cuya edición se produjo la adhesión de Haití y Nicaragua (mediante la asistencia, como invitados especiales, de sus presidentes René Preval y Daniel Ortega, respectivamente) elevándose a 16 los miembros de la organización y la IV, celebrada en diciembre de 2007 en Cuba. En esa oportunidad, se reunieron los 16 países miembros (12 de ellos representados al nivel de jefes de Estado o de Gobierno) y además de Barbados y Trinidad y Tobago quienes participan como observadores , se invitó, por primera vez, a Guatemala y Honduras, produciéndose la solicitud de adhesión de Honduras como el miembro número 17.
Los principales resultados de estas reuniones han sido el Acuerdo de Cooperación Energética de Petrocaribe, la Declaración Política de los Jefes de Estado y Gobierno, el Tratado de Seguridad Energética, la creación de la filial de PDVSA, PDV Caribe [3] que tiene bajo su responsabilidad la coordinación, ejecución y seguimiento de los proyectos de infraestructura energética, desarrollo y asistencia social, así como de otras actividades que promuevan la autosuficiencia y la soberanía energética de las partes contratantes o de los países signatarios del Acuerdo de Cooperación Energética PetroCaribe . Se incluye además, la modernización de la Refinería de Cienfuegos en Cuba [4] , la creación de una cesta de productos y servicios de producción local de los países miembros, y la construcción del mecanismo de compensación de pago de la factura petrolera con el suministro de bienes y servicios, análogos al que tiene Venezuela Bolivariana con Cuba, Argentina, Bolivia y Uruguay, lo cual supone el establecimiento de un mecanismo para el intercambio de bienes en el área del Caribe y la creación de un mercado común, entre otras metas.
En atención a estas políticas, Venezuela Bolivariana como país rector en PetroCaribe suministra a sus países miembros -incluida Cuba, como el mayo consumidor del caribe- un volumen que asciende a más de 220.000 b/d (220MBD) [5] , lo cual genera un ahorro colectivo de unos 800 millones de dólares que son destinados a materializar proyectos para el beneficio de nuestros pueblos. Igualmente, la propuesta implica que cuando el barril de crudo llega a los 100 dólares –tal como ocurre ahora-, se destinará un dólar por cada barril vendido a un programa para la alimentación de esos países. Todo ello demuestra que PetroCaribe, es un proceso de unidad con fuerte vinculación social y cuyo esquema estratégico de seguridad energética ha logrado unir a los países signatarios, independientemente de sus regímenes político-ideológico, lo cual demuestra que no se ha establecido bajo la pretensión de imponer desde nuestra Venezuela Bolivariana un modelo de conducta política a los gobiernos de ese ámbito geoestratégico, mediante la presión económica y /o energética. Por tal razón podríamos decir que en el Caribe ha comenzado a consolidarse una nueva geopolítica petrolera, al servicio de los pueblos y no de los intereses del gran capital . Como parte de sus operaciones esta iniciativa incluye el fondo ALBA Caribe (El fondo inicial de 50 millones de dólares fue donado por Venezuela Bolivariana) , que esta destinado a proyectos de desarrollo en los países socios. De allí que las tareas y los retos que le deparan a PetroCaribe como vector de PetroAmérica son de una magnitud inmensa que tienen como meta su profundización para el periodo 2007-2011.
En efecto, El presidente Hugo Chávez señaló en la clausura de la IV Cumbre que "el plan para el próximo decenio, cuyas inversiones ascenderán a 22 000 millones de dólares, es construir 10 nuevas refinerías y ocho expansiones de las existentes en los países caribeños y latinoamericanos. Será posible refinar crudo venezolano además de Cienfuegos, en República Dominicana, Jamaica y Nicaragua, y el procesamiento del hidrocarburo permitirá obtener diversos productos como gasolina, diesel, fuel oil, nafta, oleofinas y otros elementos que ofrecen valor agregado a las materias primas". Igualmente se piensa construir una flota del ALBA para facilitar el intercambio comercial entre los países de PetroCaribe. En la materialización de estos objetivos ha sido determinante la participación y el papel que ha jugado nuestra nueva PDVSA y también la nueva visión e instrumentación de nuestra política exterior revolucionaria.
Por todas estas razones, se hace evidente que la propuesta del presidente Hugo Chávez de navegar en la unidad energética de los pueblos del sur será viable, pues el petróleo y el gas continúan, y todo parece apuntar que, continuaran por largo tiempo siendo el motor de las economías en el mundo y en nuestra América contamos con grandes depósitos de combustibles fósiles, al punto que ahora mismo en Venezuela Bolivariana se está consolidando el proceso de la certificación de las reservas existentes en la Faja Petrolífera del Orinoco que nos permitirá convertirnos desde el próximo año, en el país con las mayores reservas de petróleo en el mundo, también contamos con un conjunto de empresas petroleras propiamente estatales que muestran un significativo desarrollo tecnológico, sumado al grupo de naciones que se encuentra navegando bajo el nuevo esquema de la Unasur, y el ALBA lo cual facilitará el camino para la unidad entre nuestros Estados, quienes son los verdaderos propietarios de los recursos energéticos que anidan en sus territorios.
Sin duda alguna, la energía es el factor clave para la unidad de nuestros pueblos, tal vez como lo representó el acero y el carbón en los pueblos del continente europeo, pero debe aclararse que son modelos diferentes. La Unión Europea es una unión de racionalidad capitalista que impone a sus países miembros la competencia, el mito del mercado y por ende el darwinismo económico como prerrequisito para demostrar la efectividad de sus actuaciones. En cambio, PetroAmérica (Petro Sur, Petro Andina y PetroCaribe) plantea fundamentalmente la unificación soberana para buscar conjuntamente un desarrollo y complementariedad que ponga en primer termino lo social.
Pensar hoy particularmente en el destino de los países del Caribe y de Centroamérica, en un escenario de elevados precios del petróleo como consecuencia de la brutal especulación de los mercados y de las bolsas de valores y también por la devaluación del dólar, la crisis inmobiliaria de EEUU, la irracional política de los agro combustibles (Un informe extraordinaria del Banco Mundial (BM), señala que los biocombustibles han causado un alza de 75% en los precios de los alimentos, situación que ha generado una crisis mundial que lógicamente está afectando en mayor medida a los países más pobres del planeta), a lo que podría también sumársele el déficit en la capacidad de refinación y los conflictos geopolíticos como los que EEUU e Israel pretende cometer contra Irán, constituye, sin duda alguna, un ejercicio reflexivo interesante, si tomamos en cuenta que la realidad económica y demográfica de estos países exhibe las condiciones más desfavorables del continente, en su geografía encontramos países como, por ejemplo, San Cristóbal y Nevis, en el cual habitan un poco más de 40 mil habitantes en un territorio de apenas 261 Km. 2. Además, no hay que perder de vista que los países de Centroamérica y el Caribe, con la excepción de Trinidad y Tobago –único país cuya producción de hidrocarburos le permite autoabastecerse y exportar gas natural- y en menor proporción Barbados que cubre parcialmente sus necesidades energéticas –Cuba también produce petróleo aunque no en cantidades para satisfacer sus requerimientos internos- y Guatemala único productor de petróleo del istmo, podemos decir que todos los demás son importadores neto ya que no poseen reservas de hidrocarburos y si a ello le sumamos el aumento descomunal que están experimentado los precios de los alimentos – estadísticamente los ciudadanos de bajos recursos de estas dos subregiones gastan en promedio, entre el 60 % y el 80% de sus ingresos en alimentos) en sinergia con una caída en las remesas, como consecuencia de la devaluación del dólar, que es una de las principales fuente de ingresos de los habitantes de estos países no hay duda en que su situación desmejoraría aún más, sino contarán sus pueblos con los beneficios y condiciones que les ofrece la estrategia de PetroCaribe mediante la cual Venezuela Bolivariana suministra crudos y derivados sin presión política y económica alguna, lo que constituye un verdadero aliciente para las economías de estos pueblos que le permite un ahorro colectivo de aproximadamente unos 800 millones de dólares y todo parece apuntar que los beneficios serán mayores en el futuro inmediato dado los planes y proyectos que se encuentra en marcha.
En tal sentido, consideramos que petróleo y socialismo, serán las palancas fundamentales, en este nuevo siglo, para romper con el sistema de desigualdades y de fragmentaciones que hasta ahora se nos ha impuesto en nombre de una irracional División Internacional del Trabajo, y por tanto para consolidar el desarrollo y la verdadera liberación de nuestros pueblos y su marcha soberana en aras de la construcción de un nuevo mundo, al servicio del hombre y un nuevo orden energético internacional, donde se corrijan las asimetrías impuestas por el norte desarrollado y su insaciable y creciente consumo de hidrocarburos. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer y una ardua batalla que librar contra las pretensiones imperiales de instaurar en nuestros países los TLCs y la Carta Energética de Europa, entres otras estrategias, con las que intentarán por todos los medios de obstaculizar nuestra unidad y soberanía. En efecto, en nuestra América Latina y Caribeña se evidencia claramente dos posturas antagónica, una de abierta tendencia neoliberal y, si se quiere, en franca correspondencia con el monroísmo, doctrina totalmente opuesta al bolivarianismo y otra de claros signos progresistas que aboga por el manejo soberano de sus recursos y cuyo desarrollo se ha venido expandiendo por el Caribe, Centro América y América del Sur.
Finalmente, debemos señalar que en el contexto de esta nueva Cumbre a la que se adhiere la República de Guatemala del recién electo presidente Álvaro Colom y en la que la República de Costa Rica participa como miembro observador, a fin de evaluar la conveniencia de acceder a las facilidades crediticias que implica el Acuerdo, ante los elevados precios del petróleo, los latinoamericanos y bolivarianos nos llenamos de profundas esperanzas porque observamos con orgullo como cada día son más los pueblos que se unen a esta iniciativa que más temprano que tarde terminará haciendo efectiva la unidad verdadera de todos nuestros pueblos en su lucha por un mundo mejor al servicio del hombre, la paz, el desarrollo y la autodeterminación, tal como lo augurio Bolívar con la convocatoria del glorioso Congreso Anfictiónico de Panamá que simboliza históricamente sus esfuerzos por la unidad de América Latina y el Caribe desde su instalación el 22 de junio de 1826 [6] . De hecho este encuentro que durante los días 12 y 13 de julio tendrá lugar en el estado Zulia, será propicio para ampliar el debate y la inclusión de otros temas como la crisis alimentaria mundial y el análisis sobre el tema energético en el contexto de la realidad de nuestros pueblos.
7/15/2008
DEFORMA ENERGETICA: PETROCARIBE MODELO ESTATAL SIN PRIVATIZACION
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